Carta de Fidalgo al secretario general de la CES
Sr. John Monks
Secretario General CES
Madrid, 17 Junio 2008
Querido John:
Te escribo sumamente preocupado por el proyecto de Directiva sobre tiempo de trabajo, aprobado por el Consejo Europeo el pasado 9 de junio. Sé que compartes esta preocupación y que trataremos el tema en la próxima reunión del Comité Ejecutivo de la CES.
Lo finalmente aprobado supera las peores previsiones y, junto con las recientes sentencias del TJCE sobre los casos Laval, Viking y Rüfert, configura un panorama de serios ataques al derecho laboral europeo y al papel de los sindicatos y de la negociación colectiva. Subrayo tres aspectos especialmente negativos:
- Consagra el peor modo de superar el «opt-out» de una nación a una norma: la generalización, a todos los países, del contenido regresivo de la excepción nacional.
- Abre una ancha vía para hacer del acuerdo individual un instrumento básico para regular las condiciones de trabajo por encima de las leyes y de los convenios colectivos. Si esto se extiende, negociación colectiva y sindicatos sobran (así lo ha interpretado ya con regocijo algún periódico español de derechas).
- Establece unos topes, para las anchas excepciones al límite general de 48 horas semanales, intolerablemente elevados: de 60 a 65 horas semanales, o incluso superiores, según se apliquen los períodos de referencia.
Estoy seguro de que compartes el que la CES tiene que dar una respuesta contundente. A nuestro juicio, debería estar basada en tres elementos:
a) Plantear la derogación de la Directiva si el Parlamento Europeo no logra eliminar del texto las excepciones al límite de 48 horas semanales y cualquier referencia a la posibilidad de utilizar el acuerdo individual como superador de los límites legales.
b) Incorporar nuestro rechazo a la Directiva como componente europea de los objetivos de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que CSI/ITUC ha convocado para el próximo 7 de octubre.
c) Planificar una presión combinada de la CES y las centrales nacionales ante los eurodiputados, los gobiernos nacionales y la Comisión Europea para modificar sustancialmente, o bloquear la directiva, en el procedimiento de conciliación, Consejo- Parlamento, que ahora se abre.
Creemos que va a ser imposible conciliar las posiciones del Consejo Europeo con las de un Parlamento que defendiera algo aceptable para la CES. Por eso pienso que hay que empezar a hablar de derogación en el caso de que la Directiva fuera finalmente aprobada. En las presentes circunstancias, una norma europea sobre jornada de trabajo, como la aprobada por el Consejo, o parecida, no representa ninguna ventaja y sí bastantes peligros para los trabajadores de cualquier país europeo. Es preferible que no haya ninguna.
Si no tienes inconveniente distribuiremos esta carta entre los miembros del Comité Ejecutivo.
Recibe un saludo muy cordial,
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